El gato Somalí tiene su origen en los años 50 en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Se considera que esta raza procede del cruce entre Abisinios, una raza muy popular en estos países durante dicha época, con gatos Siameses y Persas. Debido a esta hibridación, cada vez más Abisinios nacían con el pelo largo, y estos cachorritos se iban apartando y así fue como nació una raza propia en 1960: el gato Somalí. Reciben el nombre de gatos Somalís por su descendencia del gato Abisinio, originario de la antigua Abisinia (actualmente Etiopía), país que comparte frontera con Somalia.
Es una raza muy activa e inquieta a la que le encanta disfrutar de los espacios exteriores para jugar, cazar y trepar. El gato Somalí es un gato independiente y algo tímido al principio, pero que con el tiempo aprenderá a mostrarse cariñoso con sus dueños. Además es muy inteligente y fácil de adiestrar.
El Somalí es un gato de tamaño mediano a grande, pudiendo pesar hasta 7kg los machos y hasta 5,5kg las hembras. Son gatos robustos y musculados con una postura muy estilizada gracias a su largo cuerpo. Su cabeza destaca por su forma triangular con orejas grandes y separadas. A pesar de tener un pelaje semilargo, como este es muy fino, son gatos que no toleran bien las temperaturas demasiado frías.
Presenta una amplia variedad de tonalidades, monocolor y bicolor, entre las que destacan: color crema y beige, color chocolate y melocotón, colo negro y melocotón, y color crema y gris azulado.
Es una de las razas más sanas y fuertes, no presenta afecciones características, por lo que gozarán de buena salud.
No hay criadores de esta raza.
No hay camadas de esta raza.
No hay progenitores de esta raza.